Ciberdemocracia

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Es un término probablemente creado por Pierre Levy (Díaz Muñoz, 2010)[1] compuesto por los términos cibernética y democracia. Cibernético es una palabra desarrollada por Norbet Weiner a partir del término griego «kybernétès» «que significa piloto, aquel que lleva el timón» (Lévy, 2004)[2]. Lo cibernético, en cierta forma, hace referencia a una ciencia del gobierno en relación a la información y a la comunicación en tanto que se relaciona con «la ciencia del mando y del control» que vincula entes y ambiente a partir de la comunicación (Lévy, 2004)[2].

La ciberdemocracia designa (junto con teledemocracia, democracia electrónica, política virtual, netdemocracia, o democracia digital entre otros) las transformaciones que operan las nuevas tecnologías de información y comunicación junto con Internet sobre la producción, difusión y consumo de la información en el ámbito de las democracias contemporáneas (Dader, 2003)[3].

Al intentar delimitar el campo semántico del término ciberdemocracia, existen dos tendencias de análisis. Una de estas aproximaciones analiza la ciberdemocracia desde una perspectiva más estricta, vinculada a las mejoras procedimentales que las nuevas tecnologías aportan a las democracias occidentales; mientras que la segunda de estas aproximaciones, más cercana a la filosofía política, se orienta a analizar las innovaciones que el fenómeno cibernético tiene a nivel global sobre el propio concepto democracia (Díaz Muñoz, 2010)[4]. Ejemplo de la primera aproximación son los trabajos de Sampedro (2011)[5] que entiende a la ciberdemocracia como la suma de la cibercampaña, ciberperiodismo y el Gobierno electrónico. Mientras que ejemplo de la segunda perspectiva es la de Pierre Levy o de José L. Dader, quien entiende por ciberdemocracia, todas las transformaciones que las TIC’s producen en las actuales democracias contemporáneas.

Desde esta última y más amplia perspectiva, se sostiene que la presencia en la red de todas las instituciones públicas, al igual que las empresas, de los partidos políticos, las asociaciones, las iglesias, etc., ha modificado la forma de relacionarse entre los sujetos individuales, colectivos e instituciones públicas y privadas, ampliando así, el espacio de comunicación, debate e intercambio político. La ciberdemocracia, entendida es esos términos, ha extendido el concepto de ágora política. Esta expansión del espacio de intercambio político por antonomasia, que es el ágora, ha reformado el propio concepto de democracia, fundamentalmente, teniendo en consideración las transformaciones que lo cibernético ha impuesto a la producción, el tratamiento, y la difusión de la información, además de la existencia de los actores mencionados. (Cotarelo y Olmeda, 2014)[6].

Desde el aspecto de la innovación funcional Cotarelo (2010)[7] describe la existencia de cinco características fundamentales de la nueva ágora mundial (Pérez Martínez, 2009) que transforman la ciberdemocracia. Estos cinco elementos característicos de la nueva ágora son:

  1. La multilateralidad, en tanto que los actores ya no son solo los tradicionales de la democracia off line, sino que en este nuevo espacio hay nuevos participantes;
  2. La interacción, indica que en plano de lo cibernético las relaciones de los agentes tienden a ser entendidas en el plano de la horizontalidad;
  3. La difusión, se relaciona con la profunda permeabilidad que ofrece el ciberespacio;
  4. La inmediatez, hace referencia al acortamiento de los tiempos o de las mediaciones temporales en los procesos y acciones sociales; y finalmente,
  5. La gratuidad, nos orienta sobre la expectativa de gratuidad (o su apariencia) sobre la naturaleza del ámbito cibernético.

Descriptivamente por sus usos,podemos decir junto con Kaid y Holtz-Bacha (2008)[8] que la ciberdemocracia comprende: la difusión de información, la discusión entre actores, la movilización de individuos y colectivos, el activismo político y la administración o gobierno electrónico (Sampedro Blanco, 2011)[5].

La difusión de la información es uno de los elementos de especial relevancia de la ciberdemocracia, y lo es en un doble sentido; en primer lugar porque la difusión de la información es la innovación fundamental que ha acarreado la red y, en segundo término, porque es uno de los elementos centrales que conforman el concepto mismo de democracia. Es particularmente relevante este aspecto en referencia al ámbito de las campañas electorales y de los partidos políticos así como también en lo que respecta a los candidatos de los partidos políticos. En este sentido Sampedro Blanco (2011)[5] incluye como un componente fundamental de la ciberdemocracia al ciberperiodismo que se refiere a la gestión, y producción de forma colaborativa de los flujos de información.

La discusión y la deliberación favorecen el intercambio de ideas y de información entre los ciudadanos entre sí y entre éstos y las élites. Si bien no es el aspecto más destacado en la ciberdemocracia, se han desarrollado espacios virtuales específicos de intercambio de ideas y de discusión tales como blogs, chats, páginas web especializadas, etc.

La redes utilizada como una herramienta de movilización política tanto en campañas políticas como en movilizaciones sociales. Estas incluyen desde las manifestaciones cibernéticas (como el envío de correos electrónicos, firmas de manifiestos o peticiones y adhesiones ciudadanas), la captación de fondos para campañas políticas u otro tipo de acciones, así como, la propia movilización ciudadana. Lo cibernético ha reducido drásticamente los costes de movilización, ejemplo de esto último, son el uso de los correos electrónicos, mensajes cortos de texto (sms), programas de chats, o de las redes sociales para movilizar a la ciudadanía. Es muy ilustrativo el uso de estos últimos en tanto permiten a los organizadores o promotores de la movilización la comunicación con un gran número de individuos de forma instantánea con un coste económico muy bajo. Este aspecto de la ciberdemocracia ha devenido central para el desarrollo tanto de las campañas electorales como de las movilizaciones ciudadanas en general.

El activismo político en la ciberdemocracia se refiere a la posibilidad de posicionarse públicamente, además de manifestarse y protestar en ese sentido, respecto de un hecho o persona determinada a partir del uso de las TIC,s. La esfera de la ciberdemocracia introduce algunas nuevas formas de activismo político y facilita algún aspecto de las formas tradicionales (véase el apartado anterior). Entre las formas de activismo político propias de la ciberdemocracia (Van Laer y Van Aelst, 2010)[9] figuran no solamente las acciones orientadas a batir o vencer al adversario, como por ejemplo, los ataques o sabotajes a las páginas web de los opositores, sino que existen una gran cantidad de acciones orientadas por otros criterios de naturaleza altruista como: la solidaridad, la cooperación, o el bien común, entre otros. Dentro de este tipo de acciones encontramos desde el micro-mecenazgo, las acciones que promuevan la toma de conciencia sobre algunas cuestiones sociales, la coordinación de ayuda a sectores vulnerables, etc.

Por último, y siguiendo a Sampedro (2011)[5], la ciberdemocracia incluye también el e-gobierno o gobierno electrónico que se entiende como una «constante comunicación y contacto telemáticos con la ciudadanía» (Sampedro, 2011:16)[5]. Hace referencia a las innovaciones que las TIC’s introducen en la relación entre las instituciones gubernamentales y los ciudadanos desde una perspectiva administrativa o burocrática. Bajo este aspecto de la ciberdemocracia encontramos también la faceta de la rendición de cuentas (accountability) y de la transparencia y accesibilidad en la información por parte de los ciudadanos frente a las instituciones (Rodriguez et al., 2010)[10].

Véase también


Referencias

  1. Díaz Muñoz, E. (2010): «Internet: los retos de la ciberdemocracia». Revista internacional de pensamiento político, (5): 249-260.
  2. 2,0 2,1 Lévy, Pierre (2004): Ciberdemocracia. Ensayo sobre filosofía política, Barcelona: UOC. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Lévy, Pierre (2004).» está definido varias veces con contenidos diferentes
  3. Dader, J. L. (2003). Ciberdemocracia y comunicación política virtual: el futuro de la ciudadanía electrónica tras la Era de la Televisión. En: S. Berrocal (ed.). Comunicación política en televisión y nuevos medios. Barcelona: Ariel.
  4. Díaz Muñoz, E. (2010). Internet: los retos de la ciberdemocracia. Revista internacional de pensamiento político, (5), 249-260.
  5. 5,0 5,1 5,2 5,3 5,4 Sampedro, V. (2011): Cibercampaña. Cauces y diques para la participación. Las elecciones generales de 2008 y su proyección tecnopolítica. Madrid: Editorial Complutense. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Sampedro, V. (2011)» está definido varias veces con contenidos diferentes Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Sampedro, V. (2011)» está definido varias veces con contenidos diferentes Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Sampedro, V. (2011)» está definido varias veces con contenidos diferentes Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Sampedro, V. (2011)» está definido varias veces con contenidos diferentes
  6. Cotarelo, R. y Olmeda, J. A. (Comps.) (2014): La democracia del siglo xxi. Política, medios de comunicación, internet y redes sociales. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.
  7. Cotarelo, R. (2010): La política en la era de internet. Valencia: Tirant lo Blanch.
  8. Kaid, L. L., y Holtz-Bacha, C. (Eds.) (2008): Encyclopedia of political communication (Vol. 1 y 2). Londres: Sage.
  9. Van Laer, J. & Van Aelst, P. (2010): «Internet and social movement action repertoires: Opportunities and limitations». Information, Communication & Society, 13 (8): 1146-1171.
  10. Rodríguez Bolívar, M. P.; Alcaide Muñoz, L. y López Hernández, A. M. (2010): «Trends of e-Government Research. Contextualization and Research Opportunities». The International Journal of Digital Accounting Research, Vol. 10, 87-111.


Autor de esta voz

Sebastián Zambelli