Efectos de las campañas electorales sobre los electores

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El interés por los efectos de las campañas electorales tuvo su origen en el extraordinario desarrollo de los medios de comunicación de masas y las preguntas que surgían acerca de las posibilidades de influencia que la propaganda política podía tener a través de tan potentes conductores.

Aunque este interés aparece en la década de los años veinte en los Estados Unidos (Lippmann, 1997 [1922][1]), sería en 1944 cuando aparece The People’s Choice: How the Voter Makes Up His Mind in a Presidential Campaign, el primer estudio sobre los efectos de las campañas electorales abordado desde una perspectiva empírica, de Paul F. Lazarsfeld, Bernard Berelson y Hazel Gaudet, de la Universidad de Columbia[2]. Esta investigación se llevó a cabo durante las elecciones presidenciales de 1940 en los Estados Unidos y se utilizaron datos de encuesta. Para su obtención se puso en práctica una invención metodológica de Paul F. Lazarsfeld, el estudio de panel, que consistía en la obtención de datos a partir de entrevistas repetidas a los mismos individuos en diferentes momentos.

Para su investigación, estos autores elaboraron, a partir de características sociodemográficas, un índice que daba idea de las predisposiciones políticas de los votantes, lo que les permitía hacer predicciones sobre el signo del voto de los entrevistados que no tenían decidido su voto al inicio de la campaña electoral. Los resultados mostraban que los votantes apenas se apartaban de las predicciones que podían hacerse en función de dicho índice. En este sentido, en el estudio se distinguían tres tipos de efectos de las campañas: activación (de las predisposiciones políticas), refuerzo y conversión.

La activación hacía referencia a que los indecisos acabaran votando por el partido al que se sentían más cercanos. El refuerzo era la situación en que los entrevistados votaban por la misma opción política a que habían dicho que votarían. Por último, la conversión se daba cuando el votante terminaba decidiéndose por un partido diferente del que dijo que prefería, o cuando se trataba de un votante indeciso en un principio, que terminaba votando por un partido diferente de aquel al que se sentía más cercano.

El efecto más importante cuantitativamente era el de refuerzo de la intención de voto que el elector tenía antes de la campaña, es decir, el de refuerzo de las predisposiciones políticas latentes de los electores. Esta perspectiva de investigación, conocida como el enfoque de los efectos mínimos (ya que se esperaba comprobar que las nuevas técnicas de propaganda, combinadas con los nuevos medios, podían modificar las decisiones de voto iniciales), fue el enfoque predominante durante años, en tanto que otros estudios vinieron a corroborar sus hallazgos (Klapper, 1960[3]; Campbell et al., 1960[4]; Butler y Stokes, 1971[5]). Con el auge de esta perspectiva, las campañas electorales perdieron interés, pues se creía que el voto estaba sujeto a determinantes estructurales.

Sin embargo, posteriormente aparecieron una serie de estudios que postulaban el debilitamiento de los clivajes que tradicionalmente explicaban el voto en las sociedades postindustriales (Nie, Verba y Petrocik, 1976[6]), confiriendo más importancia para la orientación del voto a la evaluación de la actuación del gobierno con respecto a cuestiones concretas de interés público (issues), a la marcha de la economía o a la valoración de los diferentes líderes. Además, el espectacular desarrollo de los medios de comunicación, especialmente de la televisión, y los cambios sustanciales en el contexto político que ello provocó, motivaron un nuevo interés por el estudio de los efectos de la comunicación política, por lo que aparecieron investigaciones que se centraban en el papel de los medios en tanto que transmisores de información, como la que dio lugar a la teoría del establecimiento del orden del día –Agenda setting theory– (McCombs y Shaw, 1972)[7], a las teorías del priming o preparación del juicio (Iyengar y Kinder, 1987)[8] o del framing o enmarcación del juicio (Iyengar, 1991)[9]. Y, en general, en la comprobación del impacto de las estrategias de comunicación política transmitidas a través de los nuevos medios (incluido el de las campañas electorales), sobre el comportamiento electoral (Zaller, 1996[10]; Holbrook, 1996).

El tema de la influencia de las campañas electorales continúa motivando el interés de los investigadores (De Vreese y Semetko, 2004[11]; Holbrook y McClurg, 2005; Martínez i Coma, 2008[12]).

Véase también

Bibliografía

  • Berelson, B. R.; Lazarsfeld, P. F. y McPhee, W. N. (1954): Voting. A Study of Opinion Formation in a Presidential Campaign. Chicago: The University of Chicago Press.
  • Zaller, J. (1992): The Nature and Origins of Mass Opinion, Cambridge [England]; Nueva York: Cambridge University Press.

Referencias

  1. Lippmann, W. (1997) [1922]: Public Opinion, Nueva York: Free Press.
  2. Lazarsfeld, P. F.; Berelson, B. y Gaudet, H. (1944): The People’s Choice: How the Voter Makes Up His Mind in a Presidential Campaign, Nueva York: Columbia University Press.
  3. Klapper, J. (1960): The Effects of Mass Communication, Glencoe, IL: Free Press.
  4. Campbell, A.; Converse, P.; Miller, W. E. y Stokes, D. E. (1960): The American Voter, Nueva York: Wiley.
  5. Butler, D. y Stokes, D. (1971): Political Change in Britain, Nueva York: St. Martin’s Press.
  6. Nie, N. H.; Verba, S., y Petrocik, J. R. (1976): The Changing American Voter, Cambridge: Harvard University Press.
  7. McCombs, M. y Shaw, D. L. (1972): «The Agenda-Setting Function of the Mass Media», Public Opinion Quarterly, 36: 176-87.
  8. Iyengar, S. y Kinder, D. (1987): News That Matters, Chicago: University of Chicago Press.
  9. Iyengar, S. (1991): Is Anyone Responsible? How Television Frames Political Issues, Chicago: University of Chicago Press.
  10. Holbrook, T. M., 1996, Do Campaigns Matter?, Thousand Oaks, Londres, New Delhi: Sage.
  11. De Vreese, C. y Semetko, H. (2004): Political Campaigning in Referendums. Framing the Referendum Issue, Nueva York: Routledge.
  12. Martínez i Coma, F. (2008): ¿Por qué importan las campañas electorales?, Madrid: CIS.

Autor de esta voz

Cristina Moreno