Escenario electoral
Una de las prioridades de los estrategas de la comunicación política antes de acometer un proceso electoral es el estudio y el conocimiento exhaustivo del escenario electoral en el que se va a desarrollar la campaña y la votación. De su detallado conocimiento dependerán tanto las medidas a adoptar para beneficiar a algún partido o candidato, como las posibles soluciones a los problemas surgidos durante el desarrollo de la campaña.
No existe un único escenario electoral, ya que son muchas las variables críticas que pueden incidir en su transformación. Por ello, los candidatos deben conocer cuáles son estas variables e intentar prever su comportamiento con el fin de obtener el mejor resultado posible.
Los partidos políticos «actúan en el escenario electoral y compiten por los votos con otros partidos» (Panebianco, 1990)[1]. La definición de un escenario electoral se determina en función de la actitud y el comportamiento del electorado y de cuáles son las circunstancias que van a motivar su participación al proceso electoral. Así, podemos hablar de escenarios en los que temas centrales que mueven al ciudadano pueden versar desde la corrupción a la economía, pasando por el desempleo, la violencia y el estado del bienestar y cada uno de estos temas provocarán una estrategia distinta a adoptar por parte de los candidatos. Lo importante, por lo tanto, es describir los posibles escenarios alternativos para programar la estrategia adecuada dando el justo peso a las variables que entran en juego en la contienda electoral.
Se ha definido al escenario electoral como «un conjunto de factores asociados a una situación política. Estos factores pueden ser factores ambientales o actores políticos. Los factores ambientales pueden ser: de carácter estructural, como un clivaje o ruptura social; de tipo funcional, como normas electorales; o de tipo coyuntural, como aquellas de carácter económico. Por su parte, los actores políticos pueden ser individuales o colectivos. En todo caso, definir un escenario electoral es contextualizar a los actores políticos dentro de los factores ambientales» (M. Gómez-Lince, 2013: 88)[2]. El escenario electoral es el contexto en el que se desarrollan las elecciones, las situaciones que éstas generan –antes, durante y después– de la contienda, la escena en la que se mueven los sujetos políticos y el espacio en el que la información y el conocimiento del comportamiento electoral resulta fundamental para elaborar una correcta estrategia.
El escenario electoral a través de la interrelación de sus actores (los partidos políticos, los candidatos y los propios votantes) supone una búsqueda de respuesta a interrogantes tales como qué es lo que está en juego en la elección desde la perspectiva de la ciudadanía, cuáles son los temas capaces de movilizar a la opinión pública, qué problema y demandas del electorados definen el comportamiento electoral y cuáles son las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de los diferentes candidatos.
La herramienta más utilizada para conocer la situación y el contexto en el que se opera son las técnicas cuantitativas, particularmente las encuestas. Encuestas y sondeos pueden proporcionar datos importantes sobre el contexto, facilitando una muestra, entre otros, del índice de competitividad, de la polarización del sistema y/o de la volatilidad electoral. No obstante, además de los estudios cuantitativos, es recomendable realizar otros cualitativos, como entrevistas y encuentros con profesionales, la creación de focus group. Estas acciones combinadas pueden servir para una correcta interpretación del escenario electoral al fin de elaborar una buena estrategia.
Es importante predecir el escenario de la contienda electoral así como las tendencias de votos del electorado, hoy en día cada vez menos previsible y volátil. Por esa razón, es oportuno comprender que
«una vez formuladas las políticas y las estrategias, la política mediática pasa a una nueva fase: «la identificación de valores, creencias, actitudes, comportamiento social y político (incluidas las pautas de voto) de los segmentos de la población identificados por sus características demográficas y distribución espacial» (Castells, 2009: 282)[3].
Las elecciones representan uno de los momentos principales de la vida política, en el que los partidos fijan como objetivo ampliar su espacio electoral y movilizar su maquinaria en busca del voto. La estrategia electoral consistirá en definir cómo se posicionarán los contrincantes frente al electorado, sobre qué temas articularán su mensaje y cuáles serán los destinatarios del mismo en función de los elementos que componen el escenario. Pueden darse diferentes escenarios y, por eso, el análisis de los escenarios y de las tendencias de voto resultan importantes para definir la estrategia de campaña:
«a partir de ellas, y dentro de la previa planificación de la estrategia de campaña, hay que desarrollar un análisis de los escenarios posibles y de la previsible evolución de las tendencias electorales según cada contexto» (Crespo, Garrido, Carletta y Riorda, 2011: 48)[4].
No existe un único escenario: pueden darse escenarios electorales en los que funciona la identificación con el candidato más que con el partido (y viceversa), escenarios de máxima incertidumbre en los que la estrategia a seguir puede variar constantemente, escenarios competitivos marcados por la idea del «ganador pronosticado» o del outsider, del «voto negativo» o del «voto útil»; así como escenarios mediamente o altamente fragmentados, bipartidistas o multipartidistas.
Aunque la definición de «escenario electoral», stricto sensu y su interpretación representa un tema reciente, nadie cuestiona su utilidad, incluso se considera creciente su importancia en la comunicación política. Además, la relación entre campaña electoral y escenario electoral es muy estricta, ya que un buen análisis de la situación permite elaborar una buena campaña:
«la campaña electoral es un relato, o un escenario en el que compiten varios relatos (…). En nuestros días se habla de una campaña electoral como de un escenario de relatos, de una legislatura en términos de horizonte para el pensamiento narrativo, del storytelling como rival del pensamiento lógico» (del Rey Morató, 2010)[5].
Durante las campañas electorales, los medios de comunicación constituyen un potente medio para conquistar y/o consolidar los electores. Los partidos ampliaron su rango de acción, pasando de ser confinados en el Parlamento a organizaciones territoriales ampliamente presentes en el territorio. Hoy en día, la tecnología digital y las redes sociales obligan a los partidos a reflexionar nuevamente sobre su papel y su tipo de acción. Las nuevas tecnologías y las relaciones de los electores con las mismas provocan una profunda transformación del escenario electoral y exigen de los candidatos una estrategia acorde para maximizar el beneficio de su acción.
Véase también
- Análisis DAFO
- Campaña electoral
- Candidato
- Clivaje
- Comunicación política
- Electorado
- Encuesta
- Grupos de discusión o focales (focus group)
- Opinión pública
- Panel (encuesta)
- Partidos políticos
- Polarización política y/o electoral
- Storytelling
- Volatilidad electoral
Referencias
- ↑ Panebianco, A. (1990): Modelos de Partido, Madrid: Alianza Universidad.
- ↑ Gómez-Lince, M. (2013): «En clase con Nieves Lagares: Escenarios Electorales», en Anuario Máster Comunicación Política e Institucional: 2012-2013».
- ↑ Castells, M. (2009): Comunicación y poder, Madrid: Alianza Editorial.
- ↑ Crespo, I.; Garrido, A.; Carletta, I. y Riorda, M. (2011): Manual de Comunicación política y estrategias de campaña, Buenos Aires: Editorial Biblos.
- ↑ Del Rey Morató, J. (2010): «La comunicación política en la sociedad del marketing y de internet. Encuadres, relatos y juegos de lenguaje», Revista de Comunicación n.º 10, 2011: 113-114.
Autor de esta voz
Andrea Donofrio y Ángel L. Rubio Moraga