Listas electorales
En un sentido amplio, relación oficial de todos los candidatos que reúnen los requisitos legalmente exigidos para presentarse a unas elecciones. En un sentido más estricto, el término alude a una de las dos formas de presentación de candidaturas, en la que los candidatos no concurren individualmente para obtener el voto del Electorado, sino que se presentan conjuntamente para obtener su apoyo. Estas exigen su aplicación en circunscripciones plurinominales y se asocian casi exclusivamente a fórmulas de representación proporcional.
Modalidades
Las listas electorales, como forma de presentación de candidaturas, pueden presentar diversas modalidades, en función del sistema de votación empleado: listas cerradas y bloqueadas, listas cerradas y no bloqueadas y listas abiertas. En el sistema de listas cerradas y bloqueadas, el elector puede votar a una única lista de candidatos, sin posibilidad de alterar el orden en el que son presentados. Esta es la práctica predominantemente utilizada en las elecciones a los parlamentos nacionales de América Latina. Ejemplos de su utilización los encontramos en Europa en las elecciones al Congreso de los Diputados español y al Parlamento portugués. En las listas cerradas y no bloqueadas, el elector puede votar a una única lista de candidatos, pero tiene la posibilidad de elegir entre los diversos candidatos que componen la lista. Esta es la modalidad más empleada en las elecciones a las Cámaras legislativas (o bajas) en Europa. Ejemplos de su utilización los encontramos en Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega, los Países Bajos, etc. Existen, no obstante, diversas modalidades de listas cerradas y bloqueadas (Katz, 1980[1]; Ortega, 2004[2]). Estas se diferencian en función del número de votos nominativos o preferenciales disponibles, en el carácter opcional u obligatorio de la opción preferencial para el elector y en la cuota electoral empleada. En la mayoría de Sistemas, los electores pueden elegir a un único candidato de entre los presentados en la lista a la que desean otorgar su mandato. En otros, como en Grecia y Perú, los electores disponen de varios votos preferenciales. Como caso extremo, en las elecciones legislativas a la Cámara baja belga, los votantes pueden expresar tantas preferencias como número de candidatos configuran la misma. En cuanto a su carácter facultativo u obligatorio, en la mayoría de países, con la excepción de Finlandia, la emisión de un voto preferencial es opcional para el elector. Por lo que se refiere a la cuota electoral empleada para determinar qué candidatos son elegidos dentro de cada lista, se arbitran dos procedimientos fundamentales: en algunos países, como en Finlandia, los votos nominativos que consigue cada candidato determinan exclusivamente el orden en el que éstos son elegidos dentro de cada lista, dando lugar a lo que se conoce como listas flexibles. Otros sistemas combinan el orden de presentación de los candidatos en las listas de partido y los votos nominativos conseguidos por cada uno de ellos para determinar qué candidatos son elegidos (Austria, Noruega, Suecia, entre otros). No obstante, en estos países son excepcionales los casos, en los que un candidato es elegido gracias a sus votos nominativos conseguidos, alterando el orden de pre-relación de los candidatos establecida por la organización de su partido en la elaboración de la respectiva lista electoral.
Finalmente, en los sistemas de listas abiertas (también conocidas como panachage), el elector puede votar a candidatos de diferentes candidaturas o grupos políticos. Estas son utilizadas en Suiza y en Luxemburgo. En las elecciones legislativas de estos dos países, los electores tienen tantos votos como candidatos se eligen en su respectiva circunscripción, con posibilidad de acumulación, es decir, de otorgar hasta dos votos al mismo candidato. Nótese que las listas abiertas, junto al Voto Único Transferible, utilizado en las elecciones legislativas en Irlanda y Malta, son el sistema de votación que mayor libertad de elección conceden al elector: los electores no sólo pueden votar a candidatos de diferentes partidos, sino también entre los presentados por un mismo grupo político, pero son escasamente empleados. Además, las listas abiertas reducen al mínimo los incentivos para la emisión de un voto útil, lo que favorece una alta fragmentación en el sistema de partidos, tanto a nivel electoral como parlamentario.
Ventajas e inconvenientes de las distintas modalidades de listas
Las listas cerradas y bloqueadas presentan, entre otras ventajas, la simplicidad del sistema de votación para el elector y del proceso de recuento, el reforzamiento de las organizaciones de partido y de la disciplina de voto entre sus representantes elegidos, de ahí que se aconseje su utilización en sistemas de partido débilmente institucionalizados. En contraposición, el principal argumento en contra de su uso es la escasa libertad que este sistema de votación concede al elector en la medida en la que éste solamente puede determinar cómo se distribuyen los escaños entre las diversas listas de partido presentadas, sin posibilidad de decidir qué candidatos dentro de cada lista son elegidos. En este sentido, se argumenta que el desbloqueo de las listas, en sus diversas modalidades, al otorgar al elector la posibilidad de elegir entre los diversos candidatos presentados, favorece una relación más estrecha de los representantes con su electorado, una mayor responsabilidad de los primeros ante los segundos y mina el poder decisorio de las organizaciones de partido sobre las posibilidades de elección de los candidatos presentados. En contraposición, sus detractores argumentan que el desbloqueo de las listas contribuye a debilitar a las organizaciones de partido, fomentan la indisciplina de voto entre sus miembros elegidos, incrementan el coste de las campañas electorales, al mismo tiempo que favorecen el clientelismo político y la corrupción. No obstante, el debate sobre el desbloqueo de las listas y sus posibles consecuencias con frecuencia ignora que existen diversas modalidades en la forma de desbloquearlas, de tal forma que unas son más efectivas que otras. Así, aunque en Austria, Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia se emplean listas desbloqueadas, éstas funcionan en la práctica como listas cerradas y bloqueadas, en la medida en la que son excepcionales los casos en las que los candidatos son elegidos gracias a los votos nominativos, alterando el orden de pre-relación establecido por su partido en la conformación de la lista.
Véase también
Bibliografía
- Karvonen, L. (2004): Preferential voting: incidence and effects. International Political Science Review, 25, 2: 203–226.
- Katz, R.S. (1986) «Intraparty preference voting» in B. Grofman & A. Lijphart (eds) Electoral Laws and their Consequences. Nueva York: Agathon Press: 85-103.
- Marsh, M. (1985): «The voters decide? Preferential voting in European list systems». European Journal of Political Research, 13, 4: 365-378.
Referencias
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